Las noches guardan recuerdos
Como cerebros jóvenes
Guardan viajes extensos
Y señoritas dibujantes
Guardan soñadores melancólicos
Entre estrellas mezcladas con luces
Las noches son ciertas
Silenciadoras de ruidos
Bajo sucesos veloces,
Bajo luciérnagas amarillas
Acallan
Una noche guardó un secreto
Cobijó una vida y un momento
Lo salvó en lo espeso
En lo divino
En sus manos
En sus senos
La noche guardó
En un collar de arroz
Y en un anillo de cobre
Una admiración oculta,
A una cabellera ondulada y rubia
A una blusa roja de pintas azules
Al talento exagerado, inexistente
Al papel rayado de colores vivos
La noche escondió tan profundamente
Un saludo, una sonrisa, un gracias
Un hermoso ¡qué fue!, ¡qué era!
Y quedó allí
Ese día, ese instante
En un espacio en la galaxia
Oscuro, ajeno de claridad
Allí, reluciendo rara vez
Como una estrella extinta
En lo inconmensurable
Que titila irregular
Por la física inexplicable
Por el juego de los ángulos,
De la relatividad y el misterio
Que se muestra cuando mucho
Una vez al año veinticinco en la vida