La flor se siente sola
y está equivocada,
la acompaña la sabana
y la acompaña su aroma,
pues el amor no abandona
a las almas puras,
y en noches oscuras
tétricas y sombrías
le hace compañía
borrando conjeturas.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela