Oscurb

Poema apologético

 Mi falta de sutileza desconoce límites;

mi gran carencia de amabilidad me desborda.

Las formas burguesas nunca fueron de mi agrado:

yo le diría a mi propia madre que está muy gorda.

 

Lo que es peculiar de todo esto es que sin embargo

esta vez no puedo evitar sentirme apenado.

He herido, me parece, a una persona que quiero,

y que la mayoría del tiempo es de mi agrado.

 

La persona en cuestión es una hermosa mujer

que sabe ser destinataria de mis poemas.

De poemas sinceros, de los del corazón,

no de los que utilizo yo como estratagemas.

 

A ella la herí por unas pocas muchas razones

que aquí no debería mi pluma mencionar.

Solo espero que esta mujer, con su alma gigante,

a este pequeño poeta pueda perdonar.