Soy el mismo Rey que en un momento levanto la cabeza ante todo el mundo haciendo alarde de mi grandeza, viendo las flores de mi reino crecer cada día mas hermosas y los retoños mas grandes y fuertes.
Hoy por la mañana me encuentro atosigado y al descubrirme los ojos me doy cuenta de que no soy propietario de tan único tesoro como en algún momento creí, soy invadido y atacado por quienes en algún momento creí mis mas fieles amigos y sin mencionar la traición de mi reina. Cada evidencia es simplemente viento que alimenta el fuego con el que se derriba mi castillo y cada excusa que cae sobre mi lo hace tan asfixiante como cenizas que van dejando detrás solo ruinas irreconocibles de lo que alguna vez fui.
No voy a vengarme, pues solo seria hacer arder mas las llamas únicamente me iré y comenzare un reino, me llevare mis flores y retoños a otro lugar conmigo para poder alegrar mis días, pues ya no necesito una Reina mendiga de riqueza ajena y exceso de lujuria.
Camino sobre el mar del olvido desechando inútiles recuerdos de lo que en algún momento fue mio y tomo como armadura los mas duros y difíciles de tratar, pues se nadie mas volverá a penetrar este frió y armado corazón.