Con penuria y melancólica la tarde
Se mecía en la cuna de su nostalgia
Todo le hablaba, las hojas secas.
El alma deambulaba gris
Por el viejo camino de alegrías
Y de infierno rojo de sus labios.
Águilas en lo alto vuelan
Tu imagen pura y blanca
Tienes tanto de divino
En los arcos de tu cuerpo.
En el cascarón de acero impenetrable
Se encontraba solitaria, delicada.
El pecado incorregible está de fiesta
La lluvia se caía toda en tu boca.
Y pasó la dulzura a tocar, húmeda y suave,
El bisoño y candoroso tuyo que te place.
La noche oscura usurpadora
La inanición invade más el vacío
Déjame derretir la cúspide del monte
Y déjame escuchar el rumor que se guarde dentro!
Alma mustia, destierran tus emociones
Y las cubren del más penetrante transparente.
La noche ya ufana se estremece
En el borde de tus labios y te besa
Te acoge amorosa en sus estrellas
Y la luna en tu boca se adorna.