Deja que el silencio me cubra
Con su manto de noche
Noche sin estrellas y sin luna
Noche profunda
Honda y dura
Impenetrable y rotunda.
Deja que me quede
En el desolado hueco de tu sombra
Quiero cobijarme en el recóndito
Rincón de mis recuerdos
Será apenas un instante
Te lo prometo
Apenas un segundo
Inadvertido y secreto
Deja que mis versos
Te rocen
Aunque no puedas verlos
Sólo sentirás el aliento dulce
De un amanecer de invierno
Cuando el sol se asome
Con su tibio intento
De borrar la noche
Y llevarse el miedo.
Déjame saber que nada es cierto
Y sin embargo todo es verdadero,
Porque nosotros nos fuimos
Hace ya mucho tiempo,
Por caminos de lodo
Por caminos de infierno
Y ahora eres un espejismo
En medio del desierto
Una nube que se desvanece,
Que desaparece con el viento,
Un suspiro de pensamiento
Agrietado y somnoliento
Que se levanta desde el suelo
Que surge desde el pavimento
Para nuevamente caer derrotado
Abatido por el tiempo.
Deja que la pena insondable,
El dolor inmenso
Sea lo que domine este momento.
La esperanza ya se ha marchado
Hoy tenemos el sufrimiento
De la muerte impenetrable
Que recibe en su seno
A los amores que ya no existen
A todos los que ya se fueron
Y a la orilla nos dejaron,
Abandonados y sin tiempo
Perdidos y desolados
Atrapados en nuestros sueños.