Uno a uno el invitado,
Con un plato preparado,
En su mano fue entrando,
Por la puerta, saludando.
Anfitriona esperando,
Que llegaran sonrientes,
Familiares y parientes,
A alegrarle el ambiente.
No obstante la ensalada,
Repetida como siempre,
Aderezo improvisado,
Y la carne nò caliente.
Persistiendo en la intenciòn,
En su mente y corazòn,
De abrazar con devociòn,
Y que empiece el parrandòn.
El susurro de sus labios,
Establecen su encanto,
A observar un aposento,
Que yà ha prosperado tanto.
Con palabra muy cordiales,
Y manera muy cortes,
Sorprendidos yà los cuales,
Elogiaron su brillantez.
Unos a otros sonreìan,
Y de lejos se veìa,
Como èste personaje,
Removìa su ropaje.
Se acabaron los cumplidos,
Los halagos y demàs,
Era hora de que el trago,
Se pusiera a trabajar.
Sus ideas y pensares,
A flotaban al trinar,
De una deuda del pasado,
Que tendrìa que saldar.
El deleite de parranda,
Se acercaba al final,
Y al retumbo de la banda,
Exhibìa lo trivial.