Abrir los ojos
Respirar el primer aliento
Desprenderse del interior ajeno y comenzar a crear uno propio
Éramos nosotros mismos, pero por fuera
Era nuestro ser exterior
Percibir la existencia directamente del ser y no a través de la interpretación ajena
Comenzar a crear el ser que camina los caminos
Empezar a necesitar y a amar
Conocer la satisfacción y la saciedad
Ser en el mundo un nuevo libro, en blanco, con hojas de un cierto tamaño y una cierta textura para una historia que se escribirá con una, o varias ciertas tintas
Todo es nuevo, desconocido y antiguo
La luz que fue creada antes de ser vista
El aire que un día echó a andar y nunca se detiene, pero que algún día deja de estar
El llanto que enciende el corazón para empezar a sentir
La sed que se apaga con el primer calor amoroso
El temor de estar en un vacío lleno de todo a nuestro al rededor
Comenzar a extender nuestro ser para alcanzar y aferrarnos de algo
Para sentirnos seguros en un río que no lleva a ningún curso
Hasta que justificamos en logros y objetivos nuestro vagar
Y no sentirnos solos en esa soledad de desconocernos a nosotros mismos
Una soledad que no termina hasta que podemos reconocernos
Que, mientras, vamos paliando con el contacto con otros seres tan solos como uno mismo
Hasta que encontramos en un calor y una voz esa calma
Y la luz y el frío y el sonido y el vacío son detenidos por ese ser que ahora lo explica todo
Y ahora, como un barco en el interminable de lo existente, es nuestra compañía y nuestro faro
Un ser más allá de lo perfecto
Porque ningún origen es más perfecto que el propio
Como ningún destino podría ser el más adecuado