Que castigo, totalmente vagabundo en mis sábanas,
El amante perfecto, el ángel codiciado, el galán más deseado,
Que castigo, buscando entre tantas flores en miles de sabanas,
Tomando cada perfume, cada espina y nada es tan venerado.
Tantas ganas de reír, de hablar, de sentir, sin necesidad de fingir,
Tantas ganas de buscar la juventud en mis pensamientos,
Buscando en cada segundo de espera, en cada persona feliz,
Al final es una falsa, nada que acope mis metas y retos.
Que hay de ti, que haces aquí, acaso andas perdido igual que yo,
No importa, únete al club, únete a la infelicidad de tenerlo todo,
Y a la vez, en realidad, nada, que haces aquí, perdido entre tantos perfumes,
Créeme, estoy donde mismo comencé el primer día que conocí tantas flores.
Tienes tan cerca un sentimiento y se evapora al pestañar,
Tienes un momento verdadero y se esfuma al tercer latido de tu corazón,
No puedo retener nada en mi mente, mi cama las ama a todas,
Mi mente discute con mi cama, motivos suficientes para perder la razón.
Al menos de quien es la culpa, quien es el culpable de tal castigo,
Abundancia, fragancia y sobre todo lo imaginable deseado por cualquier hombre,
Mil preguntas, cero respuestas, tan solo una cuestión, porque el castigo,
A quien debo aborrecer, que debo entregar, cual es el camino a hacer..