Hoy otra vez la tuerca se atascó,
fue inutil pues estaba ya oxidada
y su vida duró lo que duró,
se acabó y ya llorar no arregla nada.
Que fue una terca gota quien la hirió
y al agua con la cal la fue mermando.
Desde el dia en que el tornillo se chafó
hundida en soledad pasó llorando.
Gota del mar que en su naufragio lento
querido hubiera convertirse en llama
para iluminar el alma a esa dama
Grito es que da la espalda al desaliento
que piedad para esa gota hoy reclama,
piedad pide al herrero que hoy le llama.