Si dijera que te esperaba mentiría.
Sin ostentación alguna
Jacarandosa apareciste en la vida mía.
Sin timidez ninguna.
en el pecho exaltadas quimeras encontraste,
Un nido a tus instintos erigiste.
Adueñándose de las apetencias mías.
Dos luciérnagas tus ojos,
candilejas que iluminan la negra noche,
de mis desbordados sueños.
Los cuales de impaciencia henchidos,
sin miramiento se aglutinan,
en los recovecos de la memoria.
La seducción de tus ojos,
ilusiones el espíritu colmaron.
Un tintinear de campanitas de cristal,
a los oídos arribaron.
La fascinación de tus atisbos apareció
en la conciencia.
Su almendrado mirar,
en mis pupilas maravillado reside.
Su pestañeo el alma trepida,
alimentando ansias,
de alojarse en tu existir.
bambam