Dos mil quince, ¡bienvenido!
tráenos la tranquilidad;
paz, para esta humanidad,
por lo mucho que ha sufrido.
Con el amor más profundo
pido cesen agresiones,
basta ya de destrucciones,
en naciones de este mundo.
Protejamos a los niños,
a jóvenes inocentes,
que en sus corazones sienten
sólo el odio y no el cariño.
Tenemos que proteger
a mujeres indefensas,
víctimas de las violencias
que muchos suelen tener.
Contra ellas, sin piedad;
a los adultos mayores
también le hacen horrores
y se ensañan con maldad
esas mentes ambiciosas,
que agreden sin compasión,
provocando la destrucción
de edificios y otras cosas.
Todos los pueblos queremos,
Que haya paz para vivir
Y poderla compartir
Entre todos, ¡eso queremos!
Y cuando las manecillas
del reloj marque las doce,
pidamos llenos de goce
¡un mundo de maravillas!
Vero
09.12.14