antoninomilla

UN CORAZÓN

Despierto, y aún dormido,

se puede andar por esta vida,

de carne y sangre, guarida,

que es el paraíso perdido,

de un dios que está escondido,

tras el velo de la nada,

anhelando la llegada,

del Mesías a la mente,

que en sí, es toda la fuente

de toda obra observada.

 

Si desperté, en algún momento,

y os hablé en mi cordura,

si la ciencia aún perdura

como firme fundamento,

si por hoy lo que soy, miento,

desde esta yerta fantasía,

acordaos del alma mía,

que es mi real identidad,

dentro de esta humanidad,

que incrimina con porfía.

 

¡Oh amigos no olvideís a quien os habla!,

aunque este olvidare a sus amigos,

oculto entre vagos y mendigos,

que caminan hacia el borde de la tabla;

¡No olvideís, por favor, esta charla!

Dentro de esta vana ilusión,

¡Oídme con suma atención!

Que sois en sí, mi soporte,

mi recuerdo y mi conforte,

¡Sed al fin, un corazón!