Murialdo Chicaiza

POEMA XIII

Vivimos así, nada más

y las cosas nos sobrepasan

los diplomas de cartón en los estantes

las fotos que nos atraparon

y que ahora amarillean

y nos denuncian la decadencia

a la que hoy llamamos nostalgia.

 

Si tan solo coleccionáramos recuerdos

y nos deshiciéramos de las cartas

que nunca osamos escribir

de los zapatos llenos de polvo

de las sendas que olvidamos

si sacudiéramos la inmaterial materia

que llena las alfombras

podríamos agradecer

por una muerte ligera, sin polvo,

recuperar las visiones que nos inventa

ese engaño llamado poesía

en la que intentamos ser etéreos

respirando a bocanadas llenas.

 

Si tan solo aceptáramos

nuestras lúcidas miserias

talvez empezaríamos a mirar

de frente a la vida, desvestirla,

besárla en la boca

traerla a nuestro lado

abrazarla, sin ir más lejos,

después de todo, nos sobrevivirá.

 

Mientras tanto, respiremos,

imaginemos a los que huyen

sabiendo todos los nombres de la muerte

saltemos en el campo intentando

no encontrar una mina

adoptemos a un heredero de las guerras

imaginemos que damos de comer

al hambre de los niños lacerados

mientras que los señores de la guerra

con sus intactas camisas

teologizan sus acciones

barnizan sus palacios

deciden lo que debemos creer y decir.