Parece una jugada perfecta
sazonada por el delito alevoso
la retocada de un año atrás,
cuando nos juramos amor en palabras,
la pasión inundaba la sangre
y perfumaba los ojos,
que nada lentos se jugaban un lugar
en la puesta de sol de un discurso certero.
Todo.. sin lugar a dudas...
planteaba panoramas perfectos.
Sin embargo el año fue accidentado
cercano la mitad de su curso.
Repentinamente tu reflejo se opacó
por un rayón de tristeza,
por una palabra, una fiereza,
un hecho punible y perdonable,
pero triste, amargo,
con fragancia a encierro,
o fragancia a café servido, pero negro.
Quizá disponiendo de comodínes
incultos de nuestra elegancia
arrojaste al fuego nuestra libreta de sueños,
dibujaste rostros depriméngos
en la cara lumínica de las nubes,
derogáste el uso de fantasmas
como vigilantes del recuerdo.
borraste un par de sonrisas,
y tomaste un par de ladrillos,
intentando trabar
cuidadosamente las puertas
y apagar decididamente las luces.
Sin embargo,
no tarda la luz del amanecer
en repintar panoramas nocturnos.
Espiabas algunas de mis notas,
algunos de mis pasos,
releías la poesía
que creías pegamento
y resultaba mas viva que su escritor.
qué dificíl es sonreír
cuando, en definitiva, se está llorando.
a pesar de la travesía accidentada
de un año con todo tipo de encomiendas,
no dejo de mirarte en letárgos de sueño,
en retratos, en libros viejos,
en fotografías de tus momentos felices.
aquel día me aferré a tí
como quien se aférra de una esperanza;
y un año después continúa encendída,
no se muere, ni flaquea,
solo te espera,
algún día en que decidas
que de seguro estás lista,
para abrazarla conmigo,
o matarla definitivamente.