El camino delante mío no pareciera ser más llano que el ya recorrido.
Puedo ver a lo lejos nubes de tormenta, áridas montañas que me esperan, pozos oscuros y profundos en los que caeré, casi puedo oler el acre de los pantanos.
Sé que en todo ello habrá una sonrisa, un corazón, una mano, un abrazo, una palabra, tan circunstanciales como mi paso por el camino, e igual de necesarios.
Delante de mí está mi vida, detrás de mí, la vida muerta.
Sólo vive en el pasado quien se siente muerto en su presente.