Te es imposible
Imaginar los días
Que vendrán
En la sucesión de
La vida sin ella.
Sabes que no existe
Nada más terrible
Que no verla
Y le dejas de temer
A la muerte o a los tigres.
En cambio el miedo
Es ahora mirar los recuerdos
Que son soles sin ocaso
en tu mente. El temor
ahora es escuchar su
nombre por la calle,
o mirar el título de
un libro que ella mencionara
alguna vez. Has aprendido
a merecer su olvido, pero
la tristeza de no tenerla
te ha hecho rehén
de un miedo que pulsa
en toda tu sangre.
Y huyes de las melodías
De Zeppelin y Mahler,
Y huyes hacia otros
Labios y otra patria
Cuyos besos aún
No han abolido
El desamor, y donde
No importa tu nombre,
Ni la cobardía de temerle
A todo eso que hacía
Hermoso al mundo:
Borges, las rosas que no
Han sido cortadas, la
Literatura inaudita de
Chejov, unos labios,
La mirada y la voz
que conjuraban
Toda tu alegría
Cuando las tenías
Sólo para ti, en el
Jardín poco concurrido
De una biblioteca.
Hoy sabes que será imposible
Vivir los días que te quedan.