Un día mis pasos
caminaran hacia el abismo
como cualquier hoja caída del árbol de la vida;
entonces
seré polvo entre la nada
y nada indisoluble mezclada irreverente entre polvo.
Ese día mis pasos
llevaran el peso de mi alma
Desintegrada por el viento como ave marchita en vuelo;
mi sangre
habrá desaparecido desnuda
perdida entre la bazofia de un cuerpo inerte abandonado por siempre.
Para ese tiempo
las flores habrán vestido
mejores sus galas para acompañarme en un camino sin término;
allí estará
esperándome sin serenatas
los restos de los muertos disueltos amorfos en la nada.
Todo quedará
el cielo con su luna y las estrellas
el mar cantando en las noches sus plegarias entre olas;
el sol radiante
iluminando verdes las praderas
y entre un promontorio vacío mi nombre por siempre entre bruma.
© Emig Paz