Siempre hacia la meta,
fija la vista adelante,
y tras la ilusiòn del horizonte,
se arriba al destino
sin saber de retornos.
Y al fin del futuro,
quemadas las naves,
hubiera sido mejor,
que en lo distante
no se alcanzara la vejez.
Y te advierto peregrino,
ante la obra del tiempo
no te apresures, ni esperes
que exista en la peripecia
un final con vìtores
y corona de laureles.
Tenlo bien en la memoria,
lo importante fue latravesìa
del hermoso paisaje
y el arte de poderlo contar.
Este es el premio del viaje.
No pidas otra cosa.