Adolfo Cano

EL HOMBRE HONRADO

 

                                        ´El hombre nace bueno

                                                y la sociedad lo corrompe´

                                         Juan Jacobo Rousseau

 

El hombre honrado nació cristalino:

Sin historia y sin porvenir.

Se hizo seráfico en el barro.

Exprimió la basura para saciar el hambre.

Aprendió a flotar en el naufragio de la ignorancia.

Con el correr de los años endureció su conciencia

Y, entonces, comprendió su pobreza:

Vio en el dinero y sus dueños

Los motivos de su agonía

Y la posibilidad de su salvación.

 

                                 Para colmar los eternos vacíos de su miseria,

optó por los delirios del oro

y emprendió cruzadas sangrientas para conseguirlo.

 

Entonces se transformó:

Se asoció para llenarse de fuerza y seguridad;

Se armó para garantizar la victoria sobre el oro de los otros;

Creó un oficio para disfrazar su lento deterioró

Y asegurar el fluir del dinero como el agua del arroyo.

Desplegó sus tentáculos para abarcar territorios,

Ensanchar sus dominios y agrandar su capital.

Se convirtió en asesino para eludir obstáculos,

Conjurar la memoria colectiva y comer sin compartir el pan.

 

Sonrió a los buitres en las alturas

Para granjearse poder y respeto,

Y concederse licencia para matar y brillar sin culpas.

 

Para evitar la persecución de sus detractores,

Les extendió su mano asesina y los llamo colegas.

 

Dejo de ser hombre honrado.