´El hombre nace bueno
y la sociedad lo corrompe´
Juan Jacobo Rousseau
El hombre honrado nació cristalino:
Sin historia y sin porvenir.
Se hizo seráfico en el barro.
Exprimió la basura para saciar el hambre.
Aprendió a flotar en el naufragio de la ignorancia.
Con el correr de los años endureció su conciencia
Y, entonces, comprendió su pobreza:
Vio en el dinero y sus dueños
Los motivos de su agonía
Y la posibilidad de su salvación.
Para colmar los eternos vacíos de su miseria,
optó por los delirios del oro
y emprendió cruzadas sangrientas para conseguirlo.
Entonces se transformó:
Se asoció para llenarse de fuerza y seguridad;
Se armó para garantizar la victoria sobre el oro de los otros;
Creó un oficio para disfrazar su lento deterioró
Y asegurar el fluir del dinero como el agua del arroyo.
Desplegó sus tentáculos para abarcar territorios,
Ensanchar sus dominios y agrandar su capital.
Se convirtió en asesino para eludir obstáculos,
Conjurar la memoria colectiva y comer sin compartir el pan.
Sonrió a los buitres en las alturas
Para granjearse poder y respeto,
Y concederse licencia para matar y brillar sin culpas.
Para evitar la persecución de sus detractores,
Les extendió su mano asesina y los llamo colegas.
Dejo de ser hombre honrado.