Han sonado las tres de la mañana,
y los rayos plateados de la luna
se abren paso, a través de nubes grises,
desgarrando la faz de la penumbra;
el insomnio tenaz de mi vigilia,
al mirarte dormir, casi desnuda,
delira imaginando mis corceles,
en loco galopar por tu llanura,
para saciar la sed en tu rocío,
y escalar beso a beso tus alturas...
Empiezo a recorrer muy lentamente
las sendas que en tu piel mi amor dibuja;
aprendiendo el contorno de tu talle,
y calcando en mis dedos tu figura;
mi labio se deleita en tus sabores,
en tu aroma mis besos se perfuman,
voy en pos de tus cumbres más enhiestas,
y caigo hasta tus simas más profundas.
Después abro la flor de tu belleza,
para sorber el néctar que rezuma,
y al ver salir el sol, cuando despiertas,
descubro el universo en tu hermosura...