Quisiera hablar de alguien que huyó
de esta costumbre de cruzar la calle,
de levantar una copa
de mirar la luna a través de un pañuelo blanco
de correr bajo la lluvia y de caminar
en noches de niebla a las dos de la madrugada.
De alguien que abrió la puerta a lo terrible
y dejóme huérfana en el rumor de la sombra
con la sangre a orillas de este fuego
que a pesar del frío, quema.
Alguien que me hizo esclava de ojos cerrados,
que me dejó en esta oscuridad sintiendo
como el musgo del vértigo se esparce
crece y corroe mis catedrales en ruinas.
Alguien que es superior a dios,
que me arrancó la vida
y me dejó viva bajo los escombros
de su antigua mirada,
que me dejó las luces atadas
al ruido de su voz.
Quisiera hablar de alguien,
que desde su ausencia
solo abrigo tempestades,
quisiera hablar de mi alma
confesarme arrepentida de no
cuidar la magia de su intimidad.
Quisiera desde ahora pedir
tu perdón y tu regreso
porque sólo tu Alma Mía
apacientas la furia de los dioses
cuando duermo.