No es poesía...
No te extraño, no me nace extrañarte. pero me quedo contigo. Como cielo en pupila cerrada ¿Eso dices? Como espuma de mar en un cántaro roto.
No te extraño. Pero elijo quedarme. Me quedo como se queda el año en una mejilla de grietas, adormecida. El día es silencio. La tarde una ausencia de esquinas. Y la noche, la noche no se hizo para vivirla. La deposito en el pañuelo, la sueño como una espiral de lamentos, de promesas que se pierden al cruzar la memoria. Apenas un día y ya somos otros, nosotros, los que abrimos el pecho para intentar quedarnos después de la partida.
Pero no llores. No te precipites de nuevo, trémula al vacío. No cruces el fuego, sin antes ser leña. No te odies por esperar ser un suspiro, un beso suspendido en la garganta. No te odies por querer ser el motivo de la felicidad y no de la pregunta
que surge en el segundo insospechado de la pavorosa rutina
que olvida.
Por qué la amo? Acaso debo romperme en la elipsis de la pregunta
Acaso se queda una en la tregua del que ama y quien se va marchando
No, he de partir. De lejos, te digo adiós, de lejos hemos amado
Pero no nos culpemos
Mar, Idea
no es nuestra culpa no verlos morir
después de amarlos tanto.