Heme aquí como estatua inerte
un viajero errante sin emoción
grito mudo, mi voz advierte
la llegada del silencio, desolación.
No fingas no sentir mi presencia
lucha constante entre vocales mudas
guardo cada centimetro de decensia
soy en esencia, tu alma desnuda.
Rendido del combate cotidiano
soy símbolo de gran admiración
el reflejo de consejos olvidados
rimas hostiles sin compasión.
¿Hasta donde llegara la imprudencia?
¿Será un simple antojo del destino?
¿Serán las voces tristes, su amada risa?
las huellas disfrazadas de fracaso en el camino.
Dejaré incognito los versos propios
como un leve pasaje del lamentable ayer
y aun sin escucharme, abran sus ojos
porque aún sin verme, eternamente permaneré.