¡Pobres, aquellas flores!,
de primavera santa
¡Ay! ¡pobre romería!,
de viudal amargura en mi garganta;
¡Ay! absorta abadía,
¡muerto puñal que canta!
un vil réquiem de amores
que de dolor sus senos amamanta.
¡Oh! corazón cautivo..
¡Adiós!; lleva tus labios
mustios, color de faldas.
¡Oh! fúlgida apagada de santuarios,
deshojando esmeraldas;
¡se partió de corsarios!
en su trino nativo
Qué será de su tiara y sus lararios!.
¡Silencio!; nudo a nudo,
ya te vas?,¡no! alameda
vespertina de lechos.
¡Ve!; al lácteo mugor de mucha seda;
tasajeando endechos,
¡no vuelvas más aeda!
mi borbollar es mudo
llanto y, nace del ábside en la teda.
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John Morales Arriola.