¿Cuántas veces he visto el cielo
sin respirar el aire moribundo de mis deseos?
¿Sin sentir impotencia al estar restringido
de compartir contigo mis labios; de darte un beso?
¿Cuál ha sido el oxígeno que alimenta mis pulmones
mientras que espero el día en el que pueda compartir
el carbonóxido de mi sangre
entre uno de esos dos soles?
Esos soles que, a mi mente sofocan
entre aquel particular suspiro de belleza
cual pintor
rodeado de sus obras
Obras maestras que iluminan
a éste mundo de el bello decoro del día
más nunca lo harán mejor
que el inagotable deseo de tu belleza; de esa poesía.