Me acerqué temeroso
para acariciar tus silencios,
lejos, escucho gritos...
tropezando con ruidos,
y mi alma está triste
Tu corazón entibió,
y dio luz,
a mi fría obscuridad.
Mis pensamientos
los guardo
en sagrado silencio...
Te amé amor...
y siempre
mirándote
a lo ojos.
Vi en ellos el color
más dulce del amor.
Gracias a ti,
bebimos las últimas
gotas de lluvia
que atrapadas
quedaron,
en las pocas hojas
que el último invierno dejó.
Fernando de Lira.