Ella volvió a golpear de nuevo su mente,
su garganta seca por el desdén,
la sed, por tenerla a su lado
no apagada por sus lágrimas amargas
Con la guitarra el toca la canción de ella,
en su mente escucha la voz de ella en los acordes
a veces en unisonancia, a veces en desacorde.
¡Acaso ella olvidó su repertorio!
La lluvia invernal entumece su faz sombría,
congelando su sentido de orientación,
las huellas, sonrientes en la muda nieve,
le indican el camino a los mensajes de consuelo
Ventanas abiertas, puertas abiertas
permiten la entrada de rayos de esperanza
inundando con recompensada paciencia su corazón,
incluso su ser entero