Tus enojos
y los míos
son abrojos
a las orillas del río.
Con libre albedrío
entre enojos y sueños
alimentamos con ellos
nuestro amorío.
En ti confío,
en mí confías,
tu alma y la mía
es el amor de nosotros
que supera enojos
en cada caída.
Nuestro mundo se sublima
con retoños nuevos,
como una semilla
cuando le dan riego;
bésame el rostro
y me abrazas luego
para dejar bien lejos
los tontos enojos.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela.