De los pedazos de cartón…
Esa manía en que el recuerdo se cuelga por las redes de la memoria, como si fuera trapecista en las alturas del recuerdo. A esa manía de seguir siendo solo silencio; camino empedrado y disperso… Seguir en la jauría de nuestros miedos y en la ceguera de uno que otro recuerdo moribundo, nos nace de las entrañas del alma, la criatura llamada masoquismo. Y llora el recién nacido por sus dolencias, llora la ausencia y sus soledades.
Seguimos estando en la inmensidad aturdida y atónita que habita bajo las plantas de nuestros pies, estando más allá del bullicio, en el karma de un amor que se siente como cruz camino al Gólgota… Y seguimos llorando, seguimos respirando, seguimos estando aunque sea no-vivo y vuelven las lágrimas que duelen; que son salobres como el mar en las pupilas, que son cascadas y sollozos por las noches y por el día languidez que grita…
Nos convertimos en cartón sobre el sendero, girando en el contraluz del universo. Veleta que el viento arropa y luego deja caer al precipicio… Y, como si fuera eternidad de agonía se repiten las espinas en el pecho… Y es tanta la sensación de congoja; que espera el hombre en la cumbre de su epitafio, rememora los tiempos de idilio y de semblanza, de una día que fue noche y luego anunció; un día nuevo…
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Alexandra Fuentes Neira- Chile 2015.