Muy avezada a la soledad...Ni es ajena, ni es extraña por que siempre esta presente. No se disipa el silencio cuando la compañia es fatua y la voluntad que de si misma carece es vacua. A la melancolía le han nacido alas, la dejo libre y siempre regresa. Tiene síndrome de estocolmo, tiene sonido, eco ensordecedor... Donde alguna vez hubo espacio ocupado allí escaseaba el silencio, el mismo que ahora abunda en palabras no expresadas. ¿Quien escoje a quien? Si la escoges sus silentes brazos te cubren de placer por un instante. Si te escoge ella a ti, te rallara el alma hasta esquilarla o trasquilarla.