Jonathan no puede entender
como el agua va tan lejos,
pero está escrito en los libros
que estudiaba en el colegio.
El capitán explicó
muy minuciosamente
de que se trataba el plan,
a todo el contingente.
El barco saldrá mañana,
llevando al cuerpo de elite,
fingiendo ser misioneros
de una iglesia evangélica.
Desde Georgetown irán
entre ríos y maraña,
cruzando toda Guyana
hasta llegar a Pará.
Visitarán a las tribus
Trombetas y Nhamundá,
a donde están las misiones,
y en las que van a quedar.
Por un río de cascadas
que unas a otras se siguen,
apreciarán la compleja
hidrografía en declive.
En Jamari instalarán
una poderosa antena
para la radio local
que funciona en la iglesia.
En realidad no harán
un trabajo muy pesado,
solamente observarán
más de cerca que el satélite.
En las Naciones Unidas
ya se discutió este punto,
en donde está escondida
el agua que precisa el mundo.
En cinco Estados del Norte
muere la gente de sed,
claro que como son indígenas,
importa poco, lo sé.
“Si en el norte se evapora
o en el sur se profundiza,
o derretimos los polos
o invadimos Argentina”
Paraguay no se defiende,
el Mercosur lo esclaviza,
pero Bolivia, Brasil,
Venezuela y Argentina…
no son ganado de arriar…
son San Martín y Bolívar.
mejor será negociar
por el agua de la selva.
La obra será grandiosa,
hasta monos trabajarán,
para hacer el acueducto
que necesita el Tío Sam.
Cuando pasen unos años
los titulares dirán
en casi todos los diarios,
(mientras el agua se va):
“¡Brasil a salvado a América
de una muy cruenta guerra!”,
(¡logrando una larga tregua
con esos hijos de perra!)
Mientras tanto se podrá
en el Chaco Paraguayo,
¡entrar el brazo hasta el codo
en las grietas de la tierra!