Mi cántaro era un cántaro vacío
Mi piel sudaba la falta acusatoria
Mis pasos eran huellas de extravío.
Caminé por el filo de la espada
Fui la oruga que no dejó brotar sus alas.
Fui una voz perdida en el silencio.
Soledad de multitud por compañera
Asalto de pasión por cruel amparo
Verdad abandonada en otras manos
Secreto que muy dentro aún me condena.
Salpicar de lágrimas. Y con la mirada
buscar el horizonte en la penumbra.
La arena detiene el mar, el sol responde
Se atavía la floresta, hondea el viento
Se apacigua la tormenta, rompe el trueno
Y surge la promesa de colores en el cielo
Se calman los antojos de la carne
Convencido de que jamás es tarde
para pisar sobre terreno firme
Firma:taty merced