¿Está haciendo cola?
Me preguntó la señora mayor,
con una mirada de impaciencia
y los ojos bien abiertos,
en espera de una contestación inmediata.
Contesté afirmativamente
con una inclinación de la cabeza
y un “si\"
¡La cola era yo!
Mi presencia solitaria en la parada de autobús
se terminó abruptamente con su llegada.
Permanecimos en silencio;
ella ordenando su bolsa de compras y el paraguas,
listos para el ataque inminente.
Y yo, con solamente un vistazo a mi reloj,
dándome cuenta, que el autobús ya llevaba cinco minutos de retraso.
¡Aquí viene! Exclamó la vieja;
sacándome bruscamente de mis pensamientos mundanos.
Con una rapidez bien planificada,
y con una agilidad asombrosa,
ella subió al autobús;
tomando para sí, su derecho femenino a entrar primera.
Su “ coladura ” inocente, me dió risa,
y entré en el autobús, saludando a los demás pasajeros
con una cara sonriente.