(Más allá de donde el cielo se une con el mar)
En las tierras del fin del mundo,
te encontré,
más allá de donde el cielo
se une con el mar, estaba tu,
con nombre,
con el sol por irse de tu pelo
la luna aferrándose a tu piel;
descifrándose en tus ojos
lo que en el universo se esconde.
Encontrarte, fue,
encontrar el corazón aquel,
que cuando de niño dibujé
en un trozo de papel,
fue como volver a ver
a la chica más linda de mi aula,
cuando quemaba, una por una,
mis noches con su nombre.
Tu olor a azucena recién cortada
trajo el suspiro que mi corazón quería,
dando vida a los sueños de mi almohada,
dando vida a mi poesía.
Encontrarte, fue,
como regresarle los pétalos
a aquella flor que deshojé,
por aquel amor imposible,
recuperar el tiempo que se fue,
devolverle la esperanza, lo posible,
a aquellos ojitos tristes
que al marcharme en mi ventana dejé.
Sonrisas y miradas sin nombre,
como si fuera la luna
caminando por las calles de
Menongue,
Quédate aquí, mi luna,
Quédate, meu amor,
que en estas tierras
del fin del mundo,
es donde tú y yo, no tenemos nombres.