I
Vi maquillada
bailando con el viento
una hoja seca.
II
Rosa guerrera
desenfunda tu espada
y ataca ya.
III
Cada flor llora
la muerte de la noche
en la alborada.
IV
Frutas maduras
ofrecen sus dulzuras
a los gusanos.
V
Toda palmera
cuando muestra su altura
nos reverencia.
VI
Crisálida eres
una flor en capullo
ábrete ya.
VII
Sueña el turpial
liberar de sus jaulas
a sus hermanos.
VIII
Cura sus arreboles
entre las sombras,
la tarde herida.
IX
Mágica noche,
mostrando tus estrellas
más te engrandeces.
X
La primavera
sin pincel ni pintura
pinta las almas.
XI
Las hojas ebrias
borrachas del otoño
fueron al suelo.
XII
Cuando los ríos
cantan entre las piedras
se desafinan.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venzuelea