El día que muera
espero haber conocido
de la ciencia el propósito
y de la vida el sentido.
De la amistad lo esperado
de la religión lo divino
y de un beso apasionado
el haberme estremecido.
El día que muera espero
no estar en deuda.
No deberle un “te quiero”
a quien muy bien lo mereciera.
No deber de lo explicado
la verdad silenciada.
Ni versos a lo que inspirado
haya posesionado mi alma.
El día que muera
espero haber conocido
la voluntad de la rosa
y el poder del vino.
De la mujer su encanto
de la madre la ternura,
de mis hijos la esperanza
y de mi patria su hermosura.
El día que muera
espero haber conocido,
del trabajo el sudor,
de la calle su sabiduría
y de los pobres el perdón.
De los ricos, su riqueza
de los locos, su locura
de los grandes, su grandeza
y el sabor de la amargura.
El día que muera
espero haber conocido
de la muerte el sentido.
El día que muera espero…
Simplemente haber vivido.