Amor… para ti es fácil pedir perdón;
lo irónico es que lo otorgues; saber
que uno se llega a equivocar es un don,
haciendo a un lado el ego... lo acepto.
¿Pero qué pasa cuando tú te equivocas?
¿Qué pasa cuando tú me haces daño?
¡Sabes! Cuando pasa he pensado en castigarte.
Pero quien sale más castigada soy yo,
porque es doloroso admitir este sentimiento,
que no es mío, si no tuyo, con lo cual
me has hecho tanto daño.
Y cuando esto sucede… me pregunto.
¿Tú qué hubieras hecho, si yo fuera la que te hiciera daño?
De estar en la misma situación y circunstancia
¿Cómo actuarías?
Pero me imagino… que posible mente
en ese momento fue la mejor opción para ti,
que no te diste cuenta cuando me partiste el alma;
que fue solo para protegerte.
Analizo que de algún modo, también yo te hago sentir
de la misma manera, porque he llegado a pensar
que mis sentimientos valen más que los tuyos.
Cuando tengo esta reflexión, me digo… ¡No!
No valen más, me siento herida, pero eso
no significar que seas malo o en verdad
quieras hacerme daño; simplemente fue un día
con mucha carga de trabajo.
¡Eso fue! Anda, vamos a dormir,
mañana te levantaras temprano. Sabes amor…
el perdón no se pide, se da; y la razón más importante
para darlo, es que uno se libera de la gran carga
tan asfixiante, que lo único que hace
es sofocar la existencia.
Te perdono… hasta mañana,
te amo.
Magali Aguilar Solorza
(Quiet Night)
Viernes/Enero/25/2008 2:27:36 pm
Autora: Mexicana