Perfilando verdades
Perfilando verdades de un pasado inquieto,
encuentro caminos que pasé de largo,
sin siquiera detenerme, casi sin notarlos.
La ceguera del alma se encargó
de volverlos invisibles a mis ojos,
anteponiendo un velo de falsedad
y de ilusiones gastadas,
de un corazón ávido de amor.
Sueños truncados han quedado dormidos,
casi sepultados bajo nubes negras
de un cielo que forjé infinito.
Despierto de ese letargo y percibo un aire fresco,
insospechado, que hasta duele respirarlo.
Tengo ante mí, una verdad desnuda
-que ya no lastima-
que cae y se aleja, y desde ese abismo
lanza un grito ensordecedor,
¡pobre quimera! ¡cae, cae!
Calla, que ya estoy paleando la tierra.
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