Tu mirada me guarda en su cajita de letras;
me confina al genuino santuario de tu palabra…
El roce caligráfico de tu silencio
me revela el poemario de tu alma
y me nutre de su reflejo…
Ondulante taladras mi pensamiento
con cascabeles titilantes
y flamígero te extiendes
por los carriles de mi lengua…
Únicamente tu esencia
va accediendo mis estaciones,
visitando los pueblos de mi sangre…
Me impresiona la férrea estructura
de los trenes de tu verbo;
el encanto con el que transitas mis emociones…
Soy tintero con el que dispone
tu mirar relampagueante
y la tinta inagotable
que escribe el misterio de tu Nombre…