Donaciano Bueno

ImagĂ­nate

Imagínate, dulce, soñada, amada mía,

que un día, sigiloso, me encaramo a tu jardin

ante la flor me inclino que duerme, hace un mohín,

y del intenso placer la empapo y de alegría.

 

Imagínate que un buen día así es de repente

que sobre mi proyectas tus ojos de esperanza

y yo te convido allí a bailar y en esa danza

te declaro mi incondicional amor ardiente.

 

Imagínate que yo te miro y tu me miras

y se produce un escalofrío, una corriente,

y es mi deseo el que se declara incontinente

que reproduce un gran estertor y tu me aspiras.

 

Imáginate, ¿a qué imaginar si ya te tengo

abrazada fuerte a mi sonrisa en la memoria?

pues es en tu mirada que encuentro ya la gloria,

el cielo eres tú y yo al cielo voy, de allí yo vengo.