Es un poco triste saber que nunca más veré a nadie, se desvaneció todo, el amor, el odio y el rencor, la vida se va desvaneciendo como un arcoíris que poco a poco está perdiendo sus colores y al final se volvió un remolino gris en el que estoy cayendo y ciento como mi espíritu abandona mi cuerpo.
Libros sin leer se quedaron en el desván, sueños sin cumplir se van, que bien veo ahora ese puente que jamás quise cruzar y que ganas tengo de abrazar a esa chica que nunca pude mi amor confesar.
Ciento que ya no me da vergüenza de nada, ciento que justo cuando termina la función quiero actuar, me da ganas de salir a luchar por mis sueños que toda la vida los reprimí, sueños que nadie más que yo y solo yo comprendí pero tal vez por culpa mía y no de los demás nunca los conseguí.
Que irónica es la vida… Justo cuando me voy ciento como la brisa del viento pega en mis mejillas y ya no el aire de mi ventilador.
Que irónica es la vida… Justo cuando me voy ciento el calor del sol y ya no de mi calefón.
Que irónica es la vida.
Que cruda es la muerte.