Resucitado
Lejos de mi soledad, concentrado
en no perder el pan y la sonrisa,
en ver secarse al sol mi fiel camisa
y en dar por bienvenido lo olvidado.
Comienzo a caminar, recorro el prado
de sueños, de memorias, de ceniza,
alzo mi rostro y lo hundo en plena brisa
y empiezo a respirar, resucitado.
Tanto dolor guardé, que mi costado
ya floreció de espinas y de prisa,
ya es rosa una vez más de mi sembrado.
Y así no hay soledad, mi piel me avisa
que hay mucho por amar y que a mi lado
la vida vuelve a estar y yo en su risa.
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13 01 15