Al ver tu mirada, recordar tus labios y al estar alborotado por tus besos, creí no poder olvidarte jamás, de verdad no creí que nada pudiera sustituirte. Mi cabeza, mi corazón te amaban, mi interior te anhelaba pero muchas situaciones nos separaban. El pensarte tanto me encantaba y al mismo tiempo se me olvidaba que yo también me amaba. Un día eso cambio, cuando cerré mis ojos y vi que sólo yo estaba conmigo y cuando la música erizo mi piel supere la sensación que tu me causabas. Ahora feliz con la piel erizada te dejo ir.