Hay una llamarada muy grande en mi pecho
y usted ni siquiera puede verlo ni entenderlo.
Hay un relámpago cayendo en nuestra mente
y usted no puede sentirlo, ni siquiera expandirlo.
Pero esta noche no vengo a quejarme de mi inconsciencia humana,
no vengo a escuchar todas mis promesas rotas por estas calañas.
No tato de arreglar, simplemente quiero demostrar.
Que aunque yo cambie no muevo al mundo.
¡Dejé de creer en ti cuando supe que eras igual a mí!
Y con el tiempo me di cuenta de que estoy vivo,
mas no de que existo.
Y aunque yo cambie no moveré al mundo
¿Es acaso este el momento en el que debería darme por muerto?
O esperar esa pequeña fuerza,
y tratar de mover el mundo.
Tal como he soñado.
Tradiciones que lentamente se convirtieron en reglas de vida diaria.
Era como si alguien ya supiera el porqué y dónde de todo lo que haré.
¡Y a la vez me negara todo lo que sé!
Pero ese gran Dios verde no quiere verme
yo no pongo mi fe en él y la convierto en suerte.
Sé lo que tengo que hacer,
pero no sé si sea el lugar correcto.
Y aunque yo cambie no moveré al mundo.
Comencé a usar el corazón y dejé de usar la mente,
y lentamente, me volví más fuerte.
Yo no he intentado pero trataré de mover al mundo.
Ha llegado el día pero no el momento.
No necesito a nadie, siempre he estado solo.
Hay un fuego muy grande dentro de su pecho
y usted no puede verlo ni siquiera entenderlo.
Existe esta voluntad que se ve desde costa a costa
pero usted sigue negando todo.
¡Maldita sea yo cambiaré y moveré al mundo!
Esto es lo que soy pero no lo que quiero ser,
y con el tiempo dejaré de ser uno más entre la gente,
algo mejor que ese gran Dios verde.
(Yo sé que puedo ver)
Yo sé que puedo ver, sé que lo puedo lograr
(!No!)
pero las luces de esta ciudad no son como las de mi actualidad.
Yo sé que puedo lograrlo y me ahorraré el derecho divino de negar,
de negar que nunca podré.
Yo sé a dónde voy y todo lo que haré,
¡sé lo que soy y a donde voy!.
No, no puedes hacerlo en dos semanas.