¿Por qué te estoy amando como te amo?,
¿Por qué te estoy queriendo como te quiero?,
si tú no puedes... y yo no debo.
Volará mi alma en un derroche
de palabras que llevarán los vientos,
y no saldré, sino a quemarme
en las mismas llamas del infierno.
Tú no sentirás, de mí, el suspiro,
que, tras la oreja, siempre deposito,
junto al beso, en la que me deja
producir sus escalofríos.
Nunca pasaré mi mano por tu rostro,
de la sabia manera que conozco,
(con suaves masajes y pellizcos,
con que las acaricio y las excito).
Desde nuestras bocas el amor quiere extenderse,
pero están cerradas con candados y cerrojos.
De todas maneras, ya dijeron,
qué sentimos el uno por el otro,
hace un tiempo (y en secreto):
¡nuestros ojos!