Se quedó la luna sin noche
Como las miradas sin ojos,
Igual que el céfiro sin norte
Tal cual sin Ricitos, el oro.
Y se acabaron las palabras,
Las musas, las letras, la tinta.
Y dolió verla en la mañana;
Desahuciada, casi extinta.
Lloré el arribo de la aurora;
Pero las lágrimas desnudas
Se evaporaron con las horas
Y siguió sin noche la luna.
Marché sin rumbo bajo aquella
Inclemente hoguera de albor,
De la historia sin moraleja,
De los golpes sin corazón.
Se disfrazó el cielo de negro
Como quien esconde una excusa,
Era el nubarrón de aguacero
El que le ha robado a la luna.