Alfredo Daniel Lopez

Tú un sueño...que cambio mi vida.

Todo parecía ser solo un sueño,

nunca pensé que tú mi gran amiga

llegaras a ordenar mi loca vida,

que solo era la de un vulgar faldero.

 

Mi reflejo miraba en el espejo

avergonzado del ¿por qué yo lo hacia?,

movido por una fuerza que diña

la esencia verdadera del Dios Eros.

 

Supiste acompañarme con paciencia 

esperando de mi el humilde gesto

de reparar lo que a Eva contamina. 

 

Taciturno y embobado ennoblezco

la estampa de tu gracia femenina

de la cual hoy ¡yo me declaro preso!.

 

Joven, guapa y con una amplia sonrisa

paseabas con ardor ese cuerpo

que un ingente corazón escondía.

 

¡Como pude estar Dios mío tan ciego!

y no ver en ti ese amor que encandila

la verdadera esencia que deseo.

 

Gracias a ti por fin hoy nos queremos.

Disfruto como el viento de la brisa

que la acaricia en cada amanecida

de un nuevo día donde soy tu dueño.

 

Descubrí sólo en tí, el deseo eterno

de rendir mi cuerpo a la pleitecía,

que amarte sólo a tí... eso no lapida

mi hombría ¡sólo ata mi inútil ego!