Todo parecía ser solo un sueño,
nunca pensé que tú mi gran amiga
llegaras a ordenar mi loca vida,
que solo era la de un vulgar faldero.
Mi reflejo miraba en el espejo
avergonzado del ¿por qué yo lo hacia?,
movido por una fuerza que diña
la esencia verdadera del Dios Eros.
Supiste acompañarme con paciencia
esperando de mi el humilde gesto
de reparar lo que a Eva contamina.
Taciturno y embobado ennoblezco
la estampa de tu gracia femenina
de la cual hoy ¡yo me declaro preso!.
Joven, guapa y con una amplia sonrisa
paseabas con ardor ese cuerpo
que un ingente corazón escondía.
¡Como pude estar Dios mío tan ciego!
y no ver en ti ese amor que encandila
la verdadera esencia que deseo.
Gracias a ti por fin hoy nos queremos.
Disfruto como el viento de la brisa
que la acaricia en cada amanecida
de un nuevo día donde soy tu dueño.
Descubrí sólo en tí, el deseo eterno
de rendir mi cuerpo a la pleitecía,
que amarte sólo a tí... eso no lapida
mi hombría ¡sólo ata mi inútil ego!