Mi maestra no habla
sólo nos mira y piensa
al voltearse a la pizarra
le vi lágrimas de tristeza.
Ella tiene un dolor
y nada nos ha comentado
toma con pena el borrador
y borra mirando a los lados.
Venga querida maestra
quiero pagarle del mismo modo,
venga y llore lo que pueda
que aquí le tengo mi hombro.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela