Cómo sería vivir en un mundo de niños
Me gustaría que volviéramos a ser niños,
y que viviéramos en un mundo de niños.
Con su inocencia y su nobleza
todo lo perdonan, no les cuesta
ser dulces y amables…
Muchas veces angelicales. Cuando acarician
su perro y lo besan. Cuando abrazan a mamá o, papá,
cuando llega el hermanito nuevo, y lo quieren cargar,
sin celos, sin cuestionar, se unen a la alegría
de sus padres, por el nuevo ser que ha llegado a casa.
son tiernos, cariñosos, comprensivos, sin discriminaciones,
aceptan que no pueden ir a, donde no los puedes llevar,
a veces no entienden lo que está pasando, pero son dóciles,
si les dices, es platica de grandes, se retiran con su carita triste,
en fin, que los niños, nos dan lecciones todos los días,
De fe, amor, confianza en ellos mismos.
Sueñan con ser doctores y, curar a toda la gente
O con ser arquitectos y, construir casas,
para los niños que no tienen.
Nosotros somos todo lo contrario enviados, maldicientes,
falsos, fingimos ser buenos amigos, y por la espalda damos la puñalada,
prepotentes, orgullosos, mezquinos, nos gusta hablar de los demás,
no nos redarguye lastimar, herir, poner en contra a los amigos,
falseamos la verdad, fingimos buenas relaciones,
ofendemos con chismes, somos dos caras.
A cuántos nos tienen por buenos, cuando somos
buenos para amarrar navajas,
y hacer que haya enemistades entre nosotros,
parece que en vez de amar la vida, estamos resentidos con ella.
En fin que somos adultos conflictivos.
Mientras que los niños son todo lo contrario.
Qué padre sería, que viviéramos en un mundo de niños,
Dulces, tiernos, cariñosos, abnegados, humanos, compasivos,
Generosos, consecuentes, perdonándonos unos a otros,
Sin dobleces, sin falsas posturas, sin hipocresías,
Creo que buena falta que hace, que nos hagamos como niños.
En un mundo desordenado y, vacío,
de todo sentimiento de humanidad,
y caridad cristiana, lleno de odios, guerras,
hambre, miseria, ancianos abandonados,
muriendo nuestra tierra por contaminación
mucho podríamos hacer unidos,
viviendo en un mundo de niños,
PENSANDO COMO ADULTOS.
Alicia Pérez Hernández… México
-No es la pluma la que escribe es el alma-
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